Cantinha O Charneco, sabores algarvios




Estômbar, muy cerca de Lagoa y Portimão, es un nombre de los que pasa desapercibido en la gran lista de destinos que tiene el Algarve. A pesar de ser una de las villas más antiguas de esta región, con un importante papel histórico en la lucha entre musulmanes y cristianos, es una gran desconocida para muchos. Sin embargo, para  nosotros es uno de esos lugares imprescindibles, donde siempre acabamos enviando a amigos y conocidos por varios motivos: el Sito das Fontes, un parque natural muy singular y espectacular, sobre todo si viajas con niños; la bodega, hotel y centro de arte Quinta dos Vales, y la tasquinha O Charneco.

Desde hace años, ya ni siquiera recuerdo, esta tasca algarvia forma parte de nuestra guía familiar del Algarve, se hace imprescindible una parada cuando visitamos el barlovento algarvio.


O Charneco está escondido en la curva de una de las calles cercanas a la iglesia de São Tiago. En este pueblo de casas blancas, con algunos típicos frisos azules, destaca este local de fachada rojiza, con un ancla en la puerta y adornado con una bonita buganvilla. Es, por tanto, difícil llegar a Estômbar y que este conocido lugar pase desapercibido. 


Más que un restaurante es, como bien dice su letrero pintado, una tasquinha, aunque yo prefiero la traducción española a cantina, una palabraque me inspira lo que en cierta manera representa O Charneco: tradición, tertulia, comida casera, historias, gentes…



Su propietario, Joaquim Charneco, es un auténtico personaje, un hombre popular en toda la región; con apariencia bonachona, simpático. Las paredes de la cantina están repletas de las fotos y caricaturas de Joaquín con personajes de todo tipo de Portugal y del Algarve. Y su celebridad es tal, que la calle donde está esta ubicada lleva el nombre de su ilustre tabernero 


La tasca tiene un pequeño recibidor con una barra de madera, repleta de objetos típicos y antiguos, o con apariencia de serlo, y , justo al lado, a la izquierda encuentras un pequeño y coqueto salón, rodeado con un zócalo de azulejos y madera, con algunas mesas para dos, pero sobre todo varias bancadas y mesas de madera, en las que bien caben hasta seis comensales. 



Aquí no busques lujo, pero si las más ricas recetas algarvias que se cocina a fuego lento o en el horno de leña y que cambian según la mercancía de ese día en el mercado. En O Charneco hemos probado de todo estos años, y ¡qué bueno!, guisos de pescados marineros en ollas de barro, borrego, pescados de la costa, ensopados… 




Sólo tienes que llegar y sentarte, para en al momento los propietarios te llenen la mesa de pan y aceitunas y te ofrezcan los platos del menú. Aquí no hay carta,  aquí se come como en casa y hasta no poder más, todo lo que te van sirviendo sobre la mesa, a un precio fijo de 27,5 euros, incluyendo el vino.

En nuestra última visita nos sorprendieron con sus ensalada de chocos y huevas; un guiso de carne alentejana; pescado asado del día y, ese delicioso Dom Rodrigo.



Hay lugares en los que se come como en casa, O Charneco es uno de ellos. Uno de esos restaurantes que acaban marcando la identidad y notoriedad de su pueblo, de Estômbar y del Algarve.


Nota: abrecenas todos los días, salvo los domingos que cierra. 

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