Igreja de São Lourenço, una joya del barroco




¿Sabías que en el Algarve se esconde una de las obras prima del barroco europeo? Se trata de la iglesia de São Lourenço, una joya patrimonial que realmente pasa desapercibida por el lugar donde se ubica, una aldea rural y diminuta a las afueras de Almancil, y por la sencillez y humildad del exterior del edificio, que contrasta con el dorado de su majestuoso retablo y el azul reluciente de los azulejos que cubren sus paredes. La celebración de la eucaristía en este esplendoroso lugar, en varios idiomas, los domingos por la mañana, es una experiencia única.


En uno de los laterales de la N-125 entre Faro y Almancil, está la aldea de São Lourenço, conformada por algo más de tres calles, que bajan desde el alto donde se levanta la Iglesia dedicada al santo, el mismo sitio que ocupó una antigua ermita.


Un lugar pintoresco, de casas blancas, con una rica pastelería y dos centros de artes, uno de ellos, el que fuera un icono de la cultural algarvia durante más de 30 años, el Centro Cultural de São Lourenço, inaugurado por el matrimonio franco-alemán Volker y Marie Huber y por el que pasaron grandes artistas y creadores como Tàpies o Günter Grass.


Viniendo desde Faro, puedes acceder a la aldea desde la misma N-125, pero si lo haces desde Almancil tienes que tomar por un desvío señalizado que te lleva, tras pasar el cementerio, a la calle misma de la iglesia.


Desde fuera el templo, que se mandó construir por la población para agradecer al santo su ‘intermediación’ por la falta de agua, es sobrio, pero tiene ese encanto de la sencillez algarvia.


La coqueta torre con reloj en el fondo y , delante, el frontal de la iglesia con un azulejo del santo y sobre él mismo, la típica veleta del gallo vigilando siempre las chimeneas y tejados del país vecino.


El interior de esta iglesia, declarada de Interés Público, es uno de los mejores y más brillantes ejemplos del movimiento del barroco en el Algarve.


Sus paredes están recubiertas de paneles de azulejos encargados en 1730 a uno de los más grandes artistas del género, el pintor Policarpo de Oliveira Bernardes, autor también de la decoración de otras preciosas iglesias del país y del Algarve, como la iglesia de São Lourenço de Carnide en Lisboa, la capilla de Nossa Senhora da Conceição en Loulé y la iglesia de São Francisco de Faro. La talla del templo, del retablo, y de la cornisa de la cúpula son obra de uno de los mejores escultores algarvios de la época, el farense Manuel Martins, autor también de la talla del santo.


Los azulejos, que como característica única del lugar, llegan hasta la cúpula de la capilla, relatan la vida del mártir en ocho paneles. Un santo que fue martirizado en Roma por repartir el oro de la iglesia entre los pobres.


Muchos domingos, sobre todo los que Almancil celebra alguno de sus mercadillos mensuales, nos encanta acudir a la misa dominical, que se celebra en varios idiomas, y donde participa, entre cantos, toda la comunidad extranjera que reside en la zona.


El acto trasciende lo religioso y se convierte en un momento entrañable de convivencia, máxime cuando algunos días para recabar fondos solidarios, un sabroso mercadillo de dulces te espera a la salida.


Mientas hacemos un esfuerzo por entender las preguntas que el párroco hace a los niños de la comunión, la mirada se pierde en las preciosas escenas de esta iglesia de cerámica, 'igreja de Louça', como fue bautizada.


Un templo recubierto de dibujos azules y blancos que representan en diferentes alegorías las virtudes que marcan el paso a la santidad tras la muerte: libertad, pobreza, castidad, obediencia, piedad, paciencia, temor a Dios, entendimiento, humildad, perseverancia, justicia y verdad.


Puede visitarse de lunes a viernes a 10 a 13 horas y de 14.30 a 17 horas en invierno y hasta 18.30 en verano. Esta abierta los sábados por la mañana y domingos por la tarde. Cerrada lunes, festivos y domingos por la mañana. El precio de la entrada es de 2 euros, pero, los domingos puedes verla si asistes a la misa de las 9.00 o las 11.00 horas.


Con la llegada de la Contrarreforma, la iglesia en Portugal, como España o Italia, recurrió en el siglo XVIII a los artificios del barroco en sus templos para conseguir nuevos adeptos a sus dogmas de fe. Con obras de arte como la esconde São Lourenço en sus techos y paredes, no es difícil que lo consiguiera.

UBICACIÓN: 37° 4' 56.07" N 8° 0' 32.36" W


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1 Comentarios

  1. Muito obrigada por nos dar a conhecer esta Igreja maravilhosa , do estilo barroco ,a visitar quando o trabalho o permitir , ...........

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